miércoles, 31 de diciembre de 2014

Adiós 2014

Hoy hemos disfrutado de la última salida de 2014. Tres ciclistas de leyenda: Paco, Caballo y Pipo. Vamos, dos de leyenda y lo que se dice un mito. Lo mejor de la salida ha tenido lugar en la marisquería, al margen de la bici. Krabbé dijo que aunque la Tierra fuese lisa como una bola de billar, habría alpinistas: los auténticos alpinistas. Louison Bobet, estando ya muy avanzada  su enfermedad y cuando prácticamente no podía caminar, le pedía a su hermano Jean que lo colocase sobre su vieja bicicleta y mantenía el equilibrio sobre ella hasta que se desplomaba unos metros más allá. Bobet seguía sintiéndose ciclista a pesar de que ya no podía montar en bici. Los auténticos amantes de este deporte seguimos siendo auténticos ciclistas en el bar. Y en el bar, como os decía, ha llegado el momento épico de la jornada.

Paco y Caballo le explicaban a Pipo los entresijos del maldito deporte del btt. "Pipo, ese bullanga para atrás, hombre". Y luego me explicaban la mejor manera de superar los obstáculos en subida: tienes que apretar contra ti el manillar, Pipo, y propulsar con fuerza la caja del pedalier. Y luego das un suave empujón hacia delante para que pase la rueda trasera. Sin pedalear, Pipo, suavee. Y yo les miraba con los ojos encendidos.

La conversación va dando tumbos entre el vino y la gaseosa, como si de la boda del Urdanga se tratase. No se sabe como, pero Paco y Caballo se ponen a hablar enardecidamente de motos. Que si Lorenzo, que si Rogers, que si Duhan, que si la madre que me parió. Como un par de sicópatas. Yo en mi vida he visto una carrera de amotos, pero me resisto a no meter baza en una conversación tan acalorada. Me lanzo a la piscina y le pregunto a Caballo la diferencia entre la moto GP y la antigua cilindrada de 500 cc. A Caballo es más fácil dejarle de rueda en una cuesta que hacerle callar cuando enfila las 186 pulsaciones, así que imaginaosle con el pulso en reposo, con el morapio en la barriga y con el bocata del día de la marisquería (queso y panceta, cágate pedrín) apretao entre sus manos. Total, que el tío se me embala y al minuto me está hablando de émbolos, de pistones y de motores de dos tiempos. Yo con un ojo miro a Caballo, y por el otro veo a Pozo que va negando con la cabeza moviéndola de izquierda a derecha, con los ojos mirando parriba y la mano en la frente: "no le lleves por ahí, Caballo, no le lleves por ahí, que se nos va a hacer un lío. Que luego en lugar de echar el culo patrás en las bajadas y apretar la caja del pedalier subiendo, se va a hacer un lío." Pero al Caballo no es tan fácil echarle el freno, y él insiste en explicarme la diferencia a base de teórica y ahí se me embalentona y me cita inyecciones,  cárteres y  trócolas. "Que no le lleves por ahí, Caballo, entra en razón; que este hombre va a salir de aquí y a la primera trialera que se encuentre va a querer echar el pistón patrás y en lugar de la caja de pedalier va a empujar la trócola, no le lleves por ahí".

A la salida de la marisquería compruebo que las clases de teórica no me han servido de nada. Al montarme en mi potranca se me engancha la cala en una alambrada y la libro de pelos y porque la virgen se apiada de mí. Tras recibir los insultos de Paco nos damos fuertes abrazos, y tomo el camino de mi casa, tratando de recuperar durante el paseo algunas de las mejores escenas ciclistas del año. Poco antes de llegar, me doy cuenta de que en todas ellas no me veo montado sobre una bici, sino rodeado de amigos insustituibles a los que recuerdo entre risas y abrazos compartiendo alrededor de una mesa una pasión inmortal que nunca cejará. 

viernes, 26 de diciembre de 2014

Romería navideña al Cuenca.

Se echó de menos el 24 a alguna vieja leyenda. Algunos excusaron su presencia por razones médicas o no: el Gran Almirante apenas está empezando a dar pedales tras larga travesía por mares insidiosos; Isma tenía hora con sus estilistas para definir las líneas de su nuevo prototipo de chandal 2015 a partir del cual ADIDAS va a lanzar al mercado su nuevo ADIDAS Dungi Pol (dungitanopoligonero); Jiménez tenía cita con el doctor por su inflamación aguda de gemelo (al parecer el doctor le pidió a Alberto que pusiera su gemelo sobre la mesa; tras una exploración concienzuda, el matasanos sentenció: "no cabe duda, se trata de una inflamación aguda en toda regla". A lo que Jimix respondió: "no, no, si ese que le he enseñado es el bueno"). Para recompensar, disfrutamos de la presencia de Javier, que tras superar su lesión volvía al ruedo. Se diría que no ha notado en exceso su largo parón, y alguno en pocas y llega al alto de la Chistorra con la punta del zapato vomitada por tratar de seguirle tras el almuerzo. También regresaron el gran Jabalera (soy leyenda), que obtuvo como premio el poder asistir en persona al gran Pipo Mampodre, quesestampó un guarrazo de ley en una mierda senderillo. No todos los días te acuestas satisfecho de haber podido asistir a uno de los Grandes. Y por fin, celebramos la reaparición de Eze, que está dispuesto a todo tipo de tretas con tal de llegar a lo más alto: malas lenguas dicen que le vieron tirar al retrete del Cuenca sus chistorras, y otros que tras meterse entre pecho y espalda dos de ventresca y fritanga, huevo frito y polvorón, el muy miserable se tragó un gel (ya hay que ser tíomierdas). Por comer un puto filete de Irún le quitaron a Contador un Giro y un Tour. Lo que hizo ayer Eze el Farraguas fue mucho más que dopin.

A los postres se hizo entrega de un emotivo trofeo al valor y al sacrificio. Y a la chifladura, no nos engañemos. Con todo merecimiento se llevaron el gato al agua el dúo Luciérnagas, que se levantan cada día a las cinco de la noche para conseguir entrenar dos horas bajo un frío demoledor antes de ponerse a trabajar. El mérito es mayor si pensamos que para batirse con semejante colla de globeracos con algo de fitness y un buen cursillo de pilates les iba a cundir lo mismo.

 Para la historia anónima quedará la ascensión de Paco. De entrada tiró de veteranía, y se fugó del Cuenca mientras otros estaban todavía con la cadena y el candado entre las manos. En las estribaciones del collado Chistorra se puso a marcar, y hasta se le subió la moral a la cabeza y exclamó mirando atrás: menuda minutada les estamos metiendo a estos mindundis. Pero pronto vimos a estribor la sombra chaparra del gran Karpas, que venía escoltando a Salamero, a Diego, a Eze... y entonces al Empanadilla se le heló la sangre y la chistorra y el alioli le apelmazaron la boca, que a esas alturas ya llevaba seca como un cajón. El de Móstoles vio que se le iba su yerno, y que el Ternera le sometía a un marcaje tremendo, y le castigaba sicológicamente contándole el chiste del torero Jasinto de Arévalo. "Dios, déjame sordo", suplicaba el Empanadilla mientras el Toni volaba como un ángel por delante. "Mira que si quisiera podría ir en el grupo de Salamero como un rey, y voy aquí con el carretón del pescao", se lamentaba Paco. Y llegaba a una triste conclusión: "el método Chozas es un fraude, joder". Y "venga, Toni! Ale, parriba!", iba chillándole al yerno tratando de ponerle nervioso. Al final hicimos camino hasta arriba los tres, como tres ranas espanzurradas bajo la rueda de un tractor.

 Jordi sufría en el collado Chistorra su particular viacrucis. Podríamos cebarnos en él, y decir que el ángel de la Espina se convirtió en el cerdo de collado Chistorra. Podríamos poner el dedo en la llaga y denunciar la actitud de un padre sin escrúpulos que le abandonó a su suerte. Pero en verdad, su calvario representa magníficamente lo que este encuentro simboliza para la familia globera. Aquejado de una fuerte gripe, se trasladó en coche desde Vilafranca sabiendo que en su estado de forma actual le iba a tocar sufrir de lo lindo. Pero no quiso perdérselo por nada. A buen seguro que pronto volverá a los entrenos y el cerdo volverá a volar como los ángeles.

 Ya de vuelta, Salamero nos enredó en un bucle poniendo en práctica su lema de que siempre existe un atajo por donde alargar la ruta. En estas que en un cruce nos encontramos de cara dos calles en cuesta. Una subía al 12% y la otra al 30%. "Escoged", nos ofreció el miserable. Y antes de que nadie pudiese abrir la boca, enfiló por la que estáis pensando y pasamos las de Caín. Sobre todo yo, que venía de demarrarle al Diego un amago de peseta, y tuve que tragarme el órdago y dar chepazos maldiciendo a Salamero y su vuelta al ruedo. Al final, quien más quien menos llegaba a casa servido. Menos Loreta, que se creció con su nuevo trofeo al más bilbaíno y le dio por encadenar bucles como un botarate. Y quien más quien menos está ya deseando que llegue la próxima edición.


Este es Paco, y esto es el Tourmalet... Se te ve callacuezo, abuelo. Venga, ánimo y a remontar.




La instantánea recoge el momento en el que Eze tiraba las chistorras al suelo. 



Eze sostiene en la mano el vaso de cerveza. Al cabo de un minuto el vaso estaba vacío y las plantas de su izquierda mustias.


¿Calvo? ¿Quién dijo calvo?


Esto es lo que se metió el tiomierdas de Eze. ¡Y un gel!

Este mamarraxo está dispuesto a todo con tal de llegar a la cima.


Saturno devorando a su hijo.

lunes, 15 de diciembre de 2014

El blog no podía morir así.

No podía concluir, la larga vida de este blog, con la crónica de un reto de globeros al alcance de cualquier aficionado de medio pelo. Cantabria es historia, y todo lo demás, pero la vida de este grupo entrañable sigue adelante. Un grupo entre los que destacamos parte de lo más selecto de la unión europea y parte de lo menos selecto del hemisferio norte. Entre medias, mucha vieja gloria que ya solo mete rueda en salidas nocturnas: no en las de farol chino y ruedas gordas, sino en las que terminan en una sala de baile de segunda fila a esas horas que mezclan al hacendoso proletario madrugador con el borracho que vuelve a casa arrimándose a los coches como el toro humillado a la barrera.

El teléfono móvil ha hecho que abandonáramos este lugar de encuentro en el que durante algunos años dejamos registradas fotografías, crónicas y comentarios sobre carreras, retos y salidas. Craso error. Porque el blog es el lugar en el que todo aquello que compartimos queda registrado para siempre. El tiempo pasa, y algún día podremos recordar los momentos de la pasión que compartíamos leyendo las páginas de este blog como se leen las de un libro de aventuras extraordinario. Como en un libro de aventuras, este blog también contiene el relato de proezas, batallas, venganzas, ... y mentiras, muchas mentiras.

2015 ya apunta en un próximo horizonte, y con él llegarán los Pirineos a finales de junio, donde los culogordos serán engullidos en las profundidades del Tourmalet, y donde Paco y Pipo volarán majestuosos hacia la leyenda. Las carreras de élite en las que el gran Karpas se batirá el cobre como un jabato tirando de oficio y de coraje. Las de Máster, en las que Salamero prepará su asalto al Mundial en Andorra. Las ciclodeportivas, en las que Choni Polígonos se jugará la piel en cada curva sintiendo un codo clavado en su higadillo. Los duatlones, con Gemelines exhibiendo su potencia y su clase ensalzada con voluptuosidad por unos panties de seda. Y quizás lo más importante: la posibilidad de compartir nuestra pasión por este deporte extraordinario en cada salida y en cada almuerzo. La posibilidad de compartir año tras año nuestra amistad.

Pero antes de que llegue 2015, despediremos nuevamente el año celebrando en el Cuenca el tradicional e infartante desayuno navideño. Como siempre, embriagados por el mágico ardor  de la chistorra que pesará en nuestros estómagos, y de las burbujas de champán que flotarán efervescentes en nuestros cerebros, soñaremos retos imposibles y las diremos cada quien más gorda. 
El blog no podía morir así, con la crónica de dos días maravillosos en Cantabria, y dejar de contar las vueltas que dará una temporada que empezó con Pipo masacrando a Paco en la Vallençana, y que terminará contando el Mundial de Andorra, donde esperamos que Diego supere su marca personal (el 25 mejor de España), Barrilete y Gavilán se disputen la posición para refregárselo en la temporada siguiente mientras se salpican en los charcos como críos, y donde Salamero ponga, finalmente, todo patas arriba.