jueves, 19 de junio de 2014

Cantabria II

Esta vez voy a limitarme a una breve reseña y un comentario a las fotos que me habéis enviado. Y que cada cual escriba sus impresiones sobre el viaje mintiendo tanto como yo voy a hacerlo.

Salimos el viernes para Cantabria 8 intrépidos. Paco, Caballo, Jiménez y Karpas se cagaron patas pabajo. No vienen atravesando un momento muy bueno y, la verdad, para que te machaquen mejor quedarse en casa. Nos habíamos dado cita a las 15h30 en la rotonda de Chic, de modo que arrancamos a las cuatro.

A Calahorra llegamos del tirón. Allí comimos y reímos un buen rato a costa de los órdagos que Javu Pajares le manda al bueno de don Arcadio ... y a toda la caterva de gacetilleros de tres al cuarto que retuitean sus embustes sobre Mussolini y la maglia rosa como si fuesen verdades como puños.

De allí hasta Santoña disfrutando de una excelente película sobre ciclismo (La bicicleta de Ghislain Lambert). Pincho, cervezas, un minuto de silencio jarra en mano por Paco y a la piltra.


Subida a la Braguía (2º puerto). Fíjense ustedes en la cara de picarón de don Josep Budallés, que está a un tris de soltarle el hachazo a Loreta. Este hombre, ansioso ya de por sí, ha perdido definitivamente el sendero desde que le ha puesto la waticao a su bici. Una vez en la cima solo quedaba dejarse caer hasta Vega de Pas para el almuerzo disfrutando de las vistas magníficas que ofrece el mirador de este puerto.



En un descanso del Caracol por Merilla (1er puerto). Barri y Gavi tuvieron que echar mano de veteranía para controlar la carrera. Primero fue Pajares quien trató de romper la tiranía de estos dos tiranos. Luego fue un perjudicado Bernat, que acudió a Cantabria con una gripe de dos pares de narices, y trató de acercarse a la cabeza de carrera. Por lo visto Superratón le comentó a Monsieur Pilule que le dejasen entrar a don Bernardo, y tan pronto como contactara, hachazo que te doy en la lomada. Barrilete contestó que ni hablar y optó por una táctica más segura: enchufó la catalina y puso pies en polvorosa. Cómo hay que ser de  miserable para ajustarle cuentas a todo un caballero que además corría aquejado por la fiebre. Cobardes, más que cobardes.


No me pongas cara de corredor con clase. Todos sabemos que acababas de darle el tiro de gracia a un enfermo ayudado por mesié Pilule. Además, ¡todos sabemos lo que hay debajo de ese casco!




Fíjense ustedes de nuevo: mientras Loreta y Potrillín conversan amigablemente, Barrilete está ansioso perdido a punto de arrancar como si estuviese en el último km de la Flecha Brabançona en lugar de en una plácida salida con una colla de arreplegaos.


Este cuarteto de chuloputas se desentendió de los auténticos ciclistas de leyenda que íbamos en el pelotón. Desoyeron las órdenes que recibían por el pinganillo de subir en volandas a sus líderes (gracias a los que comen ellos y dan de comer a sus familias), y todavía tuvieron tiempo de pararse a echar una foto en la parte final de Estacas de Trueba. Tras la foto se disputaron la etapa mientras los capos se controlaban por detrás en disputa de la general.





Subiendo Estacas (3er puerto), Barrilete va controlando a la jauría retrovisor en mano. Atentos a la jeta de actor de cine porno que me pone el Gavilán. Si todos sabemos que ibas atufao, hombre de dios.



Mientras Barrilete controla su flanco derecho, Gavilán ha soltao el mazazo por la chepa izquierda. Un corredor astuto, este Gavilán.


Tras coronar Estacas y Lunada, Pipo se encuentra a su tropa sentada en un quitamiedos, la moral hundida. Los muy cobardes se niegan a afrontar la quinta ascensión. Saben que lo más probable es que mueran en las pindias rampas de la Espina. Así que descabalgo de mi burra y les suelto una soflama en la que apelo al orgullo, a la patria, a sus hijos y a sus mujeres. "Colla de miserables, si no os vale todo lo que os he dicho, hacedlo por mí, y algún día podréis contarles a vuestros nietos que subisteis allí arriba con Pipo". Sacrificamos a Bernat, que ya bastante ha hecho con cascarse cuatro puertos con fiebre, y tiramos pal monte. Cada uno de los Siete Magníficos vive aquí una historia diferente en el ascenso. Potrillo levita como un ángel y corona por delante. Gavilán y Barrilete viven un duelo fratricida. Navarro y Pipo, por este orden de llegada, tiran de clase y sabiduría para arrastrar con más pena que gloria sus pesadas nalgas hasta lo más alto. Pajares, el muy melón, pretendía cascarse semejante mamotreto con un 39x25, y lo que se cascó fue una duatlón y la lomada. Toni dejó claro que dentro de muy poco le va a tocar esperar en la cima a algunos de los que allí le esperamos.
Lo mejor de la foto, si la ampliáis, es notar la cara de satisfacción de todos mientras Pajares llora como un nene.



Al día siguiente vimos poca pintura en el asfalto, toda la mañana por carreterillas pasiegas con repechones continuos. Allí Toni y Pajares demostraron estar recuperados y con fuerzas para pegarse de tortas con todo quisqui.


Salud. Y espero que próximamente repitamos y se apunten los que no pudieron venir.