martes, 2 de abril de 2013

Semana Santa y la conquista de Flandes


En mi caso, la familia cogió los bártulos (incluida la Super Scott) y se desplazó hasta Bruselas, donde sabeis viven los abuelos maternos de Alexia y Valeria..

De entrada deciros que ha hecho mucho frío. La temperatura máxima de estos días ha sido 5 ºC.

Yo he ido saliendo en bici y corriendo (Strava no engaña) y disfrutando de los paisajes de Flandes. Carreteras pequeñas, en muchos casos de cemento y no de alquitran, con baches constantes y sin puertos, como sabeis. El frío ha hecho que los ritmos de las salidas no fueran intensos. A mi las pulsaciones no me suben con frío, a no ser que vaya a rueda de Salamero, que se encarga de quitarme el frío.


Deciros que todas las carreteras que aquí llamamos nacionales disponen de carril bici y que muchas otras también, y las que no lo tienen es porque el tráfico es casi nulo. En esas cicunstancias rodar es un auténtico placer, un placer helado pero placer. Como un helado Farggi.
El sábado 30 me aventuré a correr el Tour de Flandes ( versión 133 kms), con 17 cotas míticas, es decir la práctica totalidad de las que hacen los pros.
La marcha no competitiva reunió a 16.000 ciclistas (ojo) en salida abierta de 7 a 9 de la mañana.

Yo salí a las 8.30 horas. Y claro, la salida abiertta hizo que estuviera adelantando a gente durante todo el recorrido. Llegado el primer muro, Koppenberg, tapón y pie a tierra. Era muy duro, con adoquín pero absolutamente franqueable. Por fortuna no hubo ningún otro tapón durante el recorrido. 
Cogí un ritmito medio competitivo pero con la desventaja de no encontrar gente del mismo nivel. Sí, durante unos 30 kms fuí con un flamenco, Alan o algo así, que se defendía muy bien y que de forma muy amable me dió uno de sus bidones ya que yo perdí el mío en una bajada de adoquines.
Ésta es la palabra clave. ADOQUÍN. Por desconocimiento yo no era consciente de que el tour de Flandes tuviera tanto pavé. Creía que era cosa de la París-Roubaix. Pues no, en Flandes hay tantísimos tramos de pavé que se me atravesaron lo indecible. Sobretodo los llanos y bajadas. Presión inadecuada -por alta- en las ruedas, una cubierta de 25 mm, falta de costumbre, suma de todo ello, pero la verdad es que los tramos se me hicieron muy duros y comprendí la dureza de una clásica y lo divertido que resulta intentar esquivar el adoquín por los arcenes de tierra. La verdad es que las sensaciones fueron espectaculares.

 En resumen, Los datos fueron los siguientes:
0 ºC
4 horas y media.
130 kms
1.600 metros de desnivel sin un solo puerto.
Niveles excepcionales de sensaciones ciclistas
 La única circunstancia que podría mejorarse (el frío no lo cuento pues viene en el PACK SEMANA SANTA EN FLANDES) es una salida única que pudiera dar lugar a la formación de grupos por niveles, pero teniendo en cuenta el número de ciclistas es imposible.
 Por supuesto que sí otro año coincido en fechas acudirá a ésta marcha o a otra similar.

Todo mi relato está trufado de pequeñas fotos que realizó la organización (la organización espectacular). Estoy pensando si las compro destinando el dinero que tenía reservado para pagar a Adrià el libro de Fignon. Cuando te lo pague Adrià será un incunable. Me sabe mal.
 Nos vemos el fin de semana. Carrera en Corró. De Flandes a Corró. Cuan pequeño es el mundo amigo Sancho.















 Qué carita de frío.