
Unos pocos temerarios de Nissan Iberia, nos apuntamos a la carrera de mountain-bike del pasado 15 de febrero en Vilobí d´Onyar, una pequeña población situada cerca del aeropuerto de Cassà de La Selva en Girona. Dicha carrera debía servir para seleccionar a los 3 integrantes del equipo Nissan para la Nissan Titan Desert del 2009. Lo que se adivinaba como una prueba deportiva normal, de dificultad media, en palabras de expertos, acabó siendo otra cosa….
Tocó madrugar ese domingo para llegar a las 8:30 de la mañana a Vilobí, ya embutidos en nuestros “trajes de luces”. Tan solo adentrarnos con el coche en el pueblo, nos llamó poderosamente la atención la ingente cantidad de ciclistas que con sus deslumbrantes bicis circulaban en todas direcciones, suponemos que con el objetivo de calentar piernas (temperatura exterior: 3º…).
Nos llevó unos pocos minutos localizar el pabellón polideportivo y tras hacer una larga cola (más de 400 inscritos) formalizar la inscripción. Entonces, procedimos a fijar el dorsal en la bici, y…tan solo tras haberle puesto ese numerito a nuestras bicis, …es que ya nos sentíamos de otra manera: nos comenzamos a mirar unos a otros por encima del hombro, con chulería, mientras intentábamos no mostrar unos nervios mal disimulados. Y no es que pensáramos que íbamos a ganar la carrera, pero sí que entre nosotros podía existir un nivel más o menos parecido y cierta rivalidad en carrera.
Ojo, mención aparte requiere esa “bestia-parda” de los pedales que trabaja en la planta 2 de nuestro edificio, conectando cables y arreglando chips de nuestros super-ordenadores, llamado Salamero-Mountain-Bike-san!.Ese es un semi-profesional, que por supuesto no entra en la crónica de los ingenuos aficionados que sin saber a qué, nos apuntamos a esa carrera de dificultad ….“media”.
Nos dirigimos a la salida con otros 449 ciclistas (que sí, que los conté a todos!), y un tío muy majo y cachondo, micrófono en mano, nos puso al corriente de las reglas de la salida: que si la prueba estaba neutralizada hasta la salida de la población, que no estaba permitido adelantar al vehículo de los jueces hasta abandonar el asfalto (algunos miramos por ver si se trataba de un carro tirado por caballos, pues eso de adelantarlo, si se trata de un coche pues como que no, a no ser que esté averiado) y bla, bla, bla, y que si bla, bla, bla, y más bla, bla, bla…Difícil, muy difícil estar atentos a tanta verborrea, ya que con los nervios a flor de piel imposible entender nada más. Además, la manada de ciclistas mega-equipados que uno tenía pegaditos a su alrededor, te daba un no-sé-qué; aquello parecía un enjambre de abejas multicolor muy-muy cabreadas a punto de salir del panal para atacar a no se qué ser viviente que al parecer estaba por ahí delante….
Tras estar así unos interminables minutos, de repente, sin ni tan siquiera un pistoletazo de salida o una bandera a cuadros (eso que ves en las pelis), el pelotón comenzó a moverse y al cabo de pocos segundos ya rápidamente tuvimos que comenzar a engranar marchas cada vez más largas para ir cogiendo velocidad… Ahí es donde debemos agradecer a Javier Salamero uno de sus escasísimos consejos (tampoco quería él darnos muchas ventajas, nooo, que va; no fuera que alguno de nosotros fuera un Lance Armstrong muy bien disfrazado de oficinista aburrido..). Nos avisó de que fuéramos con sumo cuidado en la salida, sobre todo rodando en pelotón. Ya en marcha, mientras recordábamos sus sabias y sin duda experimentadas palabras, a duras penas conseguimos esquivar una bici partida de cuajo por la parte central del cuadro, retorciéndose de dolor a su lado un chaval joven, tras el batacazo que se debía haber pegado… tras escasísimos 700 metros de la salida! Verle ahí nos supo tan mal, TANTO, que a NADIE de nosotros se le vino a la cabeza eso de: “uno menos, al menos ya no quedo último…!”
Tras dejar atrás las últimas casas del pueblo, en la lejanía se adivinaba una salvaje manada de corredores que levantaba una polvareda distanciándose más y más …por segundos! El pensamiento, totalmente focalizado en eso de …“venga, venga, VENGA, que aún les veo, …parece que no les pierdo del todo….”. E incluso te permites adelantar a algún que otro ciclista, eso sí, éstos con calzones de jugar a fútbol, wambas blancas Reebok y bici BH de ir a la compra.
Al principio rodábamos por pista y eso no dejaba aún adivinar ninguna dificultad. Hasta que de sopetón: primera cuesta imposible. Pie a tierra, bici a cuestas y pa-rriba!
Los 1os kilómetros van apareciendo poco a poco en el cta-kilómetros…, esto parece que marcha! Las piernas responden, la dificultad no es excesiva, venga, ánimo, ….¡¡¡TÚ PUEDES!!!
Tras una de tantas subidas aparece una vaguada, esas por donde discurren los postes de alta tensión… El que no ha visto una de estas vaguadas de cerca, ni se imagina hasta que punto puede ser abrupta la orografía de nuestro país… Llegado ese tramo, puedes elegir: te juegas el tipo y lo haces sobre la bici, o intentas franquear esas zonas caminando y con tu montura a cuestas. En la primera bajada ni te lo piensas, te tiras cuesta abajo en bici… todos los que te preceden también lo han hecho, aparentemente sin excesiva dificultad. Los escalones de barro se van sucediendo, uno más grande que el anterior, de golpe bloqueas la rueda trasera, pretende adelantarte, sueltas el freno y la inercia te vuelve a colocar bien. Coño, pero si hasta lo he hecho bien! Y llega el 2º terraplén, este ya casi completamente vertical y de casi 2 metros de altura: venga, vamos….y te das la gran OSTIA. Vale, lo he comprendido, de verdad… No lo volveré a hacer! Coges tu bici, y a duras penas consigues bajar hasta el fondo de la vaguada y volver a subir lo que muchos otros han hecho subiditos en sus bicis con una técnica depurada a base de mucho pedaleo.
Llegas nuevamente a un punto alto, vas a subirte a la bici y…VAYA (léase una palabrota!): no me lo puedo creer (otra palabrota…). Otra vaguada de los co…nes, ésta peor que la anterior. Cada vez veo a más ponerse la bici al hombro, lo cual ya no me hace dudar de cual es la técnica a seguir. Y así se repiten no sé cuantas vaguadas, todas complicadísimas y diría que cada vez más profundas (la última debía llegar muy, muy cerca del infierno!). No sé ni cuantas vaguadas hicimos, posiblemente tropecientas, o más!
Y aquí vuelves a recordar esas “sabias” palabras de BTT-san: hay 1 (una, one, une, un, eine…) zona en la que tendréis que poner el platillo o bien pié a tierra…!?!?!
Lo de la informática, pues vale, parece que la domina; pero eso de sumar, pues NO, definitivamente no se le dan bien las matemáticas más elementales…pero no es mal tío, no!
Sigues atento a tu cta-kilómetros, no por ver a la velocidad a la que vas (lectura francamente deprimente!), sino por saber cuántos kms te quedan. Vaya, y para tu sorpresa, VAYA…en el km 15, un avituallamiento! Sobre una mesa, frutos secos, pastitas, vasos con agua, Coca-Cola, Fanta, naranjas bien cortaditas,…. Ni te lo piensas, dejas la bici a un lado, y te pones a …reponer energías! ¿Para qué si no van a poner una paradita de estas? Pero no han pasado ni 2 minutos que te das cuenta que casi nadie se pone a desayunar como llevas tu algunos minutos haciendo, la mayoría coge algo y sale literalmente cagando-leches. Empieza a entrarte mal rollo, ese desayuno-refrigerio está muy-muy bien, pero tu habías venido a otra cosa, ¿…oh no? Coges la última naranja cortada, te la comes, y venga.., bueno, y un vasito de coke (tiene azucar, va bien!), va…, y un poco de frutos secos (son estupendos para el deporte …), mientras han pasado 10, quizás 15 ciclistas más dándole a los pedales. Vas, coges la bici, y venga, a torturar un poco más ese trasero. Entre ese ya insensible culo y ese pantalón de ciclista llamado culotte (nombre feo donde los haya), es como tener una prótesis de cartón en esa parte del cuerpo.
Y sí, al cabo de pocos segundos de ese festival-atracón que te has metido, pues ….otra de esas subidas, esta vez en pista, no demasiado dura, pero laaaaarga….es en esos momento, donde tu cuerpo parece que se separe de tu mente, y mientras tus piernas pedalean con esfuerzo, comienzas a pensar en temas como: “Mountain bike K2 - De aluminio - 2ª mano - Bastante buen estado - SE REGALA – URGE ¡!”.
Cada vez te da la sensación de ir más solo, pero ¡ojo!, que no es solo una sensación. Llevas un buen rato pedaleando absolutamente solo. No ves a nadie por delante ni por detrás, tampoco nadie te rebasa. Una de dos: o vas de farolillo rojo de esos 450 ciclistas madrugadores (no, no puede ser, he pasado a algunos en el pueblo!) o bien llevas un buen ritmo (suena bien) que te permite ya no ser adelantado por nadie (es increíble, las chorradas que te cuentas para no tirar la bici y seguir dándole a los pedales; dicen que es el poder de la mente – quizás, la estupidez del novato!).
Al cabo de no se cuántos kms llegas a uno de esos tramos de la carrera que no sabes si van en serio o bien alguien te está filmando con una cámara oculta! La cuesta es tan-tan pronunciada, que es imposible (not possible, crazy) subir pedaleando. Así que, una vez más, te bajas (cada vez cuesta más bajarse de la bici), te pones a empujar la bici (ya no la llevas a cuestas, pesa casi como una moto de esas gordas), y comienzas penosamente a subir. Es curioso, en ese ascenso aparecen otros corredores de la nada; y en esa “subidita“ surge ese buen rollo entre deportistas, los unos animando a los otros. Es que esa subida infernal, interminable, solo puede subirse a base de pasitos ridículos. No sé el tiempo que tardamos, pero os puedo asegurar que fue una subida de esas que mi memoria no conseguirá borrar en tiempo…a eso se le llama TRAUMA!
Y tras unos cuantos amagos de calambres en ambas piernas, en pantorrillas y cuádriceps, te topas con… SÍ, otro avituallamiento! Ya antes de parar, los que se encuentran ahí te ayudan a desprenderte de la bici (viéndote en el estado que llegas, dan por sentado que pararás… ”menudo careto debo hacer”, piensas).
No se cansaban de decirme, “come lo que quieras, en este avituallamiento no ha parado nadie!”. Y esas palabras vuelven a tocarte la fibra, aparece nuevamente un cierto mal rollo, pero como tus fuerzas flaquean de verdad, esta vez la conciencia la dejas arrinconada y descansas unos buenos minutos.
En el momento de arrancar es cuando sucede otra de esas anécdotas imborrables: el más parlanchín de los que estaba en el avituallamiento, te dice en un catalán muy cerrado…:
“Hey xec, …al tantu que ara vé una baixada molt forta. Una noia se ha trancat el braç! Et trobarás amb un XCSGFWERTAUT….…”, una palabreja que jamás habías oído…!?
Le preguntas: “Perdó, amb qué em trobaré…?”
Y te contesta: “Amb un XCFGTSRJWZSQUYG…” la misma palabrota otra vez …!
Le dices: “Vale (¡?), ja aniré amb compte!”… y te tomas la bajada con calma, esa palabreja la decía muy serio. Además, eso sí lo has entendido, a una chica la han tenido que evacuar con el brazo roto! Pocas bromas, oye…
Comienzas 1º por pista en bajada, señal de “tuerce a la izquierda”; sendero muy estrecho con una bajada muy pronunciada entre arbustos y matorrales que hacen desaparecer completamente la luz del día; al cabo de nada, ya desciendes de la bici y con esfuerzo y frenando a tu lado la bici con ambos frenos sigues a pié y … OHHHPPS! A eso se refería el tío de antes!
Una pista de esas de descenso, con curvas peraltadas, bajadas-caídas absolutamente imposibles…y, unos buenos 20cms de fango ahí por donde se supone debes pasar con la bicicleta! Al ppio intentas pisar lo menos posible el barro, pero tras 2 o 3 patinadas y dar con casi todo tu cuerpo en el barrizal, optas por desplazarte poniendo los pies ahí por donde el fango parece más profundo…” así agarrará más” piensas.
Yo no pienso sacar el dorsal de la bici, pues como NUNCA MAÏS me apuntaré a una prueba de estas, al menos recordaré haberlo hecho una vez en mi vida. Ver el dorsal cada vez que coja la bici, me servirá de recordatorio-escarmiento…
Al llegar a la meta, zona absolutamente desierta a mi llegada, me dijeron que llegaba fuera de carrera….! De hecho, las pocas personas que estaban ahí, se dedicaban a desmontar el globo de llegada…!!! Eso fue una sensación frustrante. Una hora después del 1º cierran la clasificación; yo llegué aproximadamente ….1 hora y 40 minutos tras el 1er clasificado. Si no fui el último, poco debió faltar…Sin comentarios!
La sorpresa muy agradable la tuve al entrar en el polideportivo de Vilobí y ver que estaban entregando un trofeo en el podio a …Mountain-Bike-san!
No pude distinguir si estaba en el 1er, 2º o 3er puesto (luego supe que: vencedor en su categoría). Al menos esta “máquina-del-pedaleo” dejó la honra de Nissan en muy buena posición (si llega a ser por mi…). ¡Enhorabuena, Javier!
Y como no, felicitar al organizador de la carrera; sigo sin salir de mi asombro!
Hacer un bucle salida y llegada en Vilobí de casi 40kms, haciendo que el 99, 9% del recorrido sea en subida, tiene un mérito im-presionante….
Un abrazo a todos, ¡Campeones!
PS:
Si en algún apartado parezco haberle faltado a este duro y técnico deporte, aún no siendo un virtuoso ni fanático del mountain-bike, sí reconozco que es un deporte que me da muchísimas satisfacciones cuando ocasionalmente lo practico y me ayuda a sentirme… ¡casi un TITAN!